viernes, 16 de marzo de 2018

LA DEGRADACIÓN POLÍTICA HACE INCOMPATIBLES PARLAMENTO Y SOCIEDAD. REGENERACIÓN URGENTE.


Con la imagen del Pescaíto dolorosamente presente en nuestras vidas, sonando todavía en nuestros oídos las palabras sabias, tiernas, tristes y entrañables de su madre Patricia, enseñándonos qué es, qué debe ser, una persona, una mujer, que aún transida por la pena y la soledad del vacío físico de su niño, nos da una lección de  grandeza humana, se celebra una sesión parlamentaria en el Congreso de los Diputados que expresa la miseria moral y política de los principales dirigentes y gobernantes actuales, y la degradación de algo tan noble e imprescindible como la política. 
La bronca que armaron en el Congreso el PP, representado en el debate por José Antonio Bermúdez de Castro, y el PSOE, con Juan Carlos Campo de orador, es una vergüenza desde todos los puntos de vista. En primer lugar por la manipulación del asesinato de Gabriel, por la demagogia de sus argumentos, por su indecente electoralismo. Y en segundo lugar, por ciscarse en el parlamento como institución fundamental en la que abordar los dramas, tragedias, problemas humanos, que afectan, o pueden afectar, a todas y a cada una de las personas de la sociedad, sea cual sea su forma de pensar, y ante los cuales deben encontrarse soluciones colectivas válidas para todos en aspectos universales básicos de la vida colectiva. El resto de partidos siguió la tónica con el mismo ritmo de oportunismo politiquero, hasta el punto de que un asunto tan importante, según expresaron los gobernantes y dirigentes políticos en la bronca parlamentaria, en los medios de comunicación y en la calle, como es la supresión de "la prisión permanente revisable" no hablaran los jefes de fila como en otras ocasiones solemnes, venga o no al caso, sino los subalternos. Rajoy llega al final del debate y se reúne con los familiares de las víctimas para hacerse la foto, habiendo dejado a Bermúdez de Castro la faena de propaganda oratoria ante los padres de las víctimas y a Hernando de cretino oficial; Pedro Sánchez, no se sabe, no contesta, y deja a juan Carlos Campos la labor de escrache al PP con lenguaje de tahúr; Iglesias no está, Garzón, como siempre, tampoco, saliendo un tal Eduardo Santos a pontificar con exhabruptos en nombre de Unidos Podemos; Rivera deja a Girauta que no explique porque Ciudadanos ha cambiado de opinión en unos días, mojando el dedo para ver de dónde venía el viento del oportunismo. PP y Cs, pues, a mandoblazo limpio, menos mal que sólo de palabra, de momento, para ver quién se queda al final con el santo y la moneda de las urnas. 
Lamento el espectáculo. Un espectáculo que no nos mereceríamos si realmente fuéramos capaces de mandarles a todos al cuerno y exigir que saquen mujeres y hombres con más capacidad política, con sensibilidad social y humana y con vocación de servicio desde la más estricta honestidad personal en el uso de sus funciones públicas. Haberlos, háylos, creo y espero.
   

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