viernes, 1 de julio de 2016

Siria y Próximo Oriente. Occidente, Europa y sus compinches de Israel y Arabia Saudí

Antes de empezar un recuerdo y un pésame doloroso, y aunque inútil, necesario: dolor ante los centenares y miles de ahogados en el Mediterráneo, ayer, hoy, cada día. Niños, mujeres, hombres, que huyen de la destrucción, de la muerte y el hambre que siembran las guerras neocoloniales y el saqueo de las riquezas naturales, que deberían utilizarse para hacer la vida de pueblos enteros más digna y humana. El Mediterráneo es ya como una Hiroshima a dosis para los más pobres de la tierra. Malditos seáis todos los culpables agazapados en vuestros dólares, euros y tanques.

Sobre mi viaje a Siria, antes de llegar a las conclusiones políticas, quiero expresar mi reconocimiento a la embajada siria en España por la buena gestión y concreción de la visita. Asimismo, valorar como muy positivo y eficaz el trabajo realizado por Juan D. Villanueva, Secretario de Relaciones Internacionales del PCE, coordinando con el Partido Comunista de El Líbano la recepción en Beirut y el traslado a la frontera con Siria, donde nos recogió el Baas y nos condujo a Damasco, para una serie de importantes entrevistas con los dirigentes religiosos, ministros del gobierno, el Baas y el Partido Comunista de Siria. Con todos pudimos hablar ampliamente de la realidad en Siria, en el Oriente Próximo, en Europa y el mundo. A la vuelta la acogida en la frontera para llevarnos a Beirut donde tuvimos una extensa reunión con el Secretario General y la dirección del PC de El Líbano, al tiempo que un importante encuentro con la dirección de Hezbola.

Pasando a la crónica política, que no pretende informar exhaustivamente del conjunto de entrevistas y opiniones, para esto os remito a mi blog, sino dar sólo una conclusión politica de este viaje, empiezo diciendo que en Siria y en el conjunto de la Región se libra desde hace mucho una batalla neocolonial por parte del capitalismo realmente existente en su fase más brutalmente neoliberal, a pesar de los claros síntomas de su caducidad como proyecto económico y político internacional. EEUU y sus aliados quieren el dominio total de las finanzas por parte del dólar y del euro, con el euro como calderilla subsidiaria del dólar, igual que es la UE fregona de EEUU. Quieren el control absoluto del territorio para la explotación de las materias primas y sus redes de transporte de gas o petróleo, e impedir que las tengan Rusia o China, o un colectivo de países, los BRICS en principio; no quieren que exista ninguna comunicación mínimamente veraz de lo que ocurre en Siria, en Libia, en Iraq o en Yemen, para no ir más lejos, sólo la que dan sus grandes medios de comunicación-propaganda; no están dispuestos a permitir que las instituciones internacionales, la ONU en primer lugar, sean otra cosa que su letrina particular. Lo que ocurre en el conjunto del Oriente Próximo se inició en Iraq, continúo en Libia y sigue con la financiación terrorista por parte del feudalismo yihadista de los jeques de Arabia Saudí, en compañía del Mossad, su aliado de fechorías, en Siria. EEUU e Israel conjuntamente continúan siendo los ideólogos e impulsores. En referencia a Israel, no por casualidad hasta el ex primer ministro, Ehud Barak, dice: “Israel ha sido infectado por las semillas del fascismo”, “El gobierno de Israel debe ser derribado, antes de que nos arrastre a todos con él”. El problema no es Assad, ni lo fueron Sadam Hussein o Gadafi, el problema de fondo es simplemente el control y dominio geopolítico y de las materias primas fundamentales. Y para ello matan a quien sea.

Informo a las buenas almas que se enternecen y lloran por los refugiados de Siria, algo que habla de su humanismo y caridad, para que se pregunten e interpelen a quién corresponda, cuáles son las causas de tantos millones de refugiados, a los que se suman los que emigran masivamente de sus tierras por causas parecidas, y puedan entender que no es un problema escueto de refugiados, sino, de dominio económico, político y militar que, concretando ahora en Siria, se trata de fragmentar y dividir, como ha ocurrido en Iraq y Libia. Crear varios Estados pequeños y débiles: los kurdos que están con EEUU y no con el gobierno sirio, en un cacho de Kurdistán controlado, a pesar del socio turco que los arrasaría a todos; la zona del Damasco actual, con Latakia y la franja marítima del Este para los que llaman “oposición moderada”, en realidad terroristas de bajo voltaje, que se podrían entender con los que están en el gobierno actual, prescindiendo del Presidente Bashar Al Assad; y, finalmente, la zona más cercana al sur o suroeste con dependencia de Arabia Saudí. Más o menos, son las ideas que se barajan, aunque no les saldrán las cuentas, porque el pueblo sirio no se lo permitirá, y por los intereses enfrentados. Turquía quiere reconstruir su imperio otomano hasta donde le sea posible en las circunstancias actuales. Arabia Saudí, que está pasando por apuros después de vaciar su caja en guerras, financiar a terroristas y mezquitas en todo el mundo para reclutarlos, quiere arrebatarle a Irán su influencia en la zona.

Pero la cosa es, además, más compleja. El capitalismo neocolonial actual quiere cercar y bloquear a Rusia en Europa, con bases militares y efectivos de la OTAN, y por ello impulsa incluso que el gobierno nazi de Ucrania contrate al ex-Secretario General de la OTAN, el reo de genocidios, Rasmussen. Y en el Pacífico hace lo mismo con China, utilizando al socio japonés. Esta es la realidad en conjunto, por lo que no puede descartarse que desemboque en una guerra general, como señalan incluso altos mandos y estrategas militares documentados.

Volviendo a Siria, la política de sanciones, desde 2002, y el bloqueo, de propaganda y de las finanzas, forma parte de una misma guerra de dominio imperial. EEUU no puede controlar ni volver a ser lo que fue, ni en la economía ni en lo militar, pero sí destruir lo que no puede dominar. Dos poderes en el mundo se juegan el futuro de todos: el poder unipolar del capitalismo neocolonial, encabezado por EEUU, y la posibilidad de un poder multilateral, compartido, sin guerras y con la colaboración de todos los Estados, que defienden los BRICS.

Fijaros si es importante luchar contra las guerras y por las paz. Las guerras matan, destruyen y derrochan lo que debe servir para comer, vestirse, tener vivienda, escuela y sanidad. Se debe tomar partido y defender lo que interesa a todos los pueblos, independientemente de las diferencias culturales, políticas y religiosas. Hoy menos que nunca vale aquello de que me arreglo el patio interno y defiendo el bocadillo, y Siria y el mundo que se jodan. Gran parte de los 7500 millones de personas actuales, con hambres, humillaciones y salvajismos diversos, no tienen solución con el régimen actual. Es un problema de todos y mucho más de los que se reclaman de la izquierda o se llaman comunistas.

Por todo lo dicho, termino con una observación para los que quieran tenerla en cuenta: se habla hasta el aburrimiento de pacto de “izquierdas” de “semiizquierdas”, o de ciudadanos transversales. Parece un nuevo acto de credulidad posibilista repetida. Muy bien, pongamos las cosas en su sitio: ¿qué harán los pactantes, si llegan a tener un avance electoral significativo, con la OTAN y las bases yanquis? ¿ qué harán contra las guerras y por la paz? ¿qué harán con lo de Siria, Libia, Iraq o Ucrania? ¿y con los golpes “blandos” que se producen en América Latina? ¿cuál será su acción contra el intento de laminar a Rusia y China de la escena internacional ? Sería interesante que en la campaña lo aclararan para saber qué se vota. Los actos abstractos de fe no sirven.


Columna "Paz, Internacionalismo, Socialismo", nº 297 de Mundo Obrero de junio de 2016

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