A LOS 100 AÑOS DEL INICIO DE LA 1ª GUERRA MUNDIAL.
He leído que Jochen Bittner, redactor político de la revista alemana Die Zeit y portavoz oficioso de la socialdemocracia (SPD), se lamenta de la falta de entusiasmo de los alemanes por la guerra. Esta noticia, que podríamos calificar de esperpéntica si el SPD fuera en realidad un partido de izquierdas, me ha refrescado la memoria histórica, recordándome lo ocurrido hace más de 100 años cuando la socialdemocracia aprobó solemnemente que, en el caso de que los gobiernos de los países europeos decidieran ir a la guerra, los socialdemócratas votarían en contra de los presupuestos de guerra en cada país para impedir que los intereses económicos y de conquista territorial para el dominio político y de mercado de los distintos grupos capitalistas europeos se hiciera a costa de una guerra en la que se enfrentarían entre sí los trabajadores de todos los países. Era un momento en que el naciente movimiento obrero organizado parecía tener claridad meridiana en asuntos tan importantes como la guerra y la paz y los intereses de la clase trabajadora en relación a los de la burguesía, la clase poseedora y usurpadora que, como está suficientemente ilustrado, forma parte del entramado económico militar, tal como desarrolló Lenin en sus trabajos sobre el capitalismo, el imperialismo y la guerra.
Pues bien, como es conocido, la socialdemocracia, empezando por la alemana, traicionó el solemne compromiso por la paz y votó, en Alemania y en cada país, los presupuestos de guerra, con la excepción de los bolcheviques rusos que entonces formaban parte de la organización socialdemócrata. Los resultados finales de la Guerra de 1914-1918 están claros: millones de muertos, heridos, gaseados, países y riquezas destruidas y la incubación del germen que llevaría al cabo de 30 años a la 2ª Guerra Mundial. También se produjo en este contexto la Revolución de Octubre en la que la clase trabajadora tomó y asentó el poder por primera vez en la historia en un gran país como Rusia. En 1919 nació la Internacional Comunista, aprobando en su programa la lucha contra la guerra y por la paz como uno de sus principales objetivos históricos.
En sentido contrario, la socialdemocracia mantuvo, con pocas variaciones notables, la misma filosofía de utilización de la guerra como complemento de la política. Lo más ilustrativo, además del paso por Vietnam, Argelia y el canal de Suez de los socialistas franceses, la beligerancia del SPD alemán en Yugoslavia, del laborista Blair en Iraq y la intervención de la Francia del "socialista" Hollande en Mali, Centro África, Libia y Siria. Los "socialdemócratas" actuales son, con escasas diferencias con aquellos, fieles socios de las políticas belicistas y coloniales de los EEUU de Bush u Obama, de Sarkozi o de Cameron. Entre todos buscan el dominio geopolítico para la obtención de beneficios para sus grandes empresas, de forma especial las dedicadas a la industria del armamento. Son los machacas, el servicio doméstico de éstas y del sistema financiero, y para ello tienen que dominar territorios con la excusa de la defensa de la libertad y los derechos humanos, aunque ello suponga en la mayoría de casos el fomento de grupos y movimientos terroristas, que luego combaten por ser terroristas.
Volviendo al artículo de Jochen Bittner, lamentándose por la falta de entusiasmo de los alemanes actuales por la guerra y replanteando el pacifismo alemán, recordar que esta opinión conecta con la de aquel siniestro Ministro de Exteriores, dirigente de Los Verdes y ecopacifista, Joschka Fischer, que pidió hasta conseguirlo el bombardeo de Serbia. Si a todo ello sumamos al Rodríguez Zapatero, a las Carmen Chacón y Trinidad Jiménez de los entusiastas bombardeos contra Libia, y la exigencia de Rubalcaba y Elena Valenciano para que se interviniera belicamente en Siria, todo en nombre del PSOE, tenemos un cuadro completo de los fans de la guerra, "humanitaria y por los derechos humanos y la libertad", por supuesto.
Como conclusión, una reflexión para los dirigentes del PSOE: cuando hablan de regeneración y de retorno a la izquierda, ¿de qué regeneración e izquierda hablan, por moderada que esta sea? ¿van a tener en cuenta los hechos de la historia o no han aprendido nada de ella? ¿continuarán aceptando y practicando políticas neoliberales y belicistas o darán un vuelco a éstas y volverán a los principios y valores que les dieron nacimiento? Nadie, y menos yo, les pide que sean revolucionarios, pero al menos que sean minimamente coherentes con su título de socialistas o socialdemócratas.
LIBERTAD DE TODOS LOS SECUESTRADOS CUBANOS POR EEUU. LIBERTAD PARA MANNING. BASTA DE PERSECUCIÓN CONTRA ASSANGE Y SNOWDEN.
Pues bien, como es conocido, la socialdemocracia, empezando por la alemana, traicionó el solemne compromiso por la paz y votó, en Alemania y en cada país, los presupuestos de guerra, con la excepción de los bolcheviques rusos que entonces formaban parte de la organización socialdemócrata. Los resultados finales de la Guerra de 1914-1918 están claros: millones de muertos, heridos, gaseados, países y riquezas destruidas y la incubación del germen que llevaría al cabo de 30 años a la 2ª Guerra Mundial. También se produjo en este contexto la Revolución de Octubre en la que la clase trabajadora tomó y asentó el poder por primera vez en la historia en un gran país como Rusia. En 1919 nació la Internacional Comunista, aprobando en su programa la lucha contra la guerra y por la paz como uno de sus principales objetivos históricos.
En sentido contrario, la socialdemocracia mantuvo, con pocas variaciones notables, la misma filosofía de utilización de la guerra como complemento de la política. Lo más ilustrativo, además del paso por Vietnam, Argelia y el canal de Suez de los socialistas franceses, la beligerancia del SPD alemán en Yugoslavia, del laborista Blair en Iraq y la intervención de la Francia del "socialista" Hollande en Mali, Centro África, Libia y Siria. Los "socialdemócratas" actuales son, con escasas diferencias con aquellos, fieles socios de las políticas belicistas y coloniales de los EEUU de Bush u Obama, de Sarkozi o de Cameron. Entre todos buscan el dominio geopolítico para la obtención de beneficios para sus grandes empresas, de forma especial las dedicadas a la industria del armamento. Son los machacas, el servicio doméstico de éstas y del sistema financiero, y para ello tienen que dominar territorios con la excusa de la defensa de la libertad y los derechos humanos, aunque ello suponga en la mayoría de casos el fomento de grupos y movimientos terroristas, que luego combaten por ser terroristas.
Volviendo al artículo de Jochen Bittner, lamentándose por la falta de entusiasmo de los alemanes actuales por la guerra y replanteando el pacifismo alemán, recordar que esta opinión conecta con la de aquel siniestro Ministro de Exteriores, dirigente de Los Verdes y ecopacifista, Joschka Fischer, que pidió hasta conseguirlo el bombardeo de Serbia. Si a todo ello sumamos al Rodríguez Zapatero, a las Carmen Chacón y Trinidad Jiménez de los entusiastas bombardeos contra Libia, y la exigencia de Rubalcaba y Elena Valenciano para que se interviniera belicamente en Siria, todo en nombre del PSOE, tenemos un cuadro completo de los fans de la guerra, "humanitaria y por los derechos humanos y la libertad", por supuesto.
Como conclusión, una reflexión para los dirigentes del PSOE: cuando hablan de regeneración y de retorno a la izquierda, ¿de qué regeneración e izquierda hablan, por moderada que esta sea? ¿van a tener en cuenta los hechos de la historia o no han aprendido nada de ella? ¿continuarán aceptando y practicando políticas neoliberales y belicistas o darán un vuelco a éstas y volverán a los principios y valores que les dieron nacimiento? Nadie, y menos yo, les pide que sean revolucionarios, pero al menos que sean minimamente coherentes con su título de socialistas o socialdemócratas.
LIBERTAD DE TODOS LOS SECUESTRADOS CUBANOS POR EEUU. LIBERTAD PARA MANNING. BASTA DE PERSECUCIÓN CONTRA ASSANGE Y SNOWDEN.