martes, 19 de julio de 2011

A LOS 75 AÑOS DEL LEVANTAMIENTO FASCISTA.

Hace 75 años, una coalición de fuerzas reaccionarias, coordinadas en torno al capitalismo y feudalismo parasitarios, a la iglesia del privilegio y las catacumbas, y a los militares de corte fascista-golpista, produjo un golpe de estado que pretendía liquidar la IIª República Española e instaurar un régimen dictadoral al servicio de las clases poseedoras y dominantes. Ante la reacción y resistencia de los sindicatos y del pueblo trabajador, de los militares leales a la República y de los partidos democráticos y de izquierdas, lo que estaba diseñado para un espacio de días fracasó y se convirtió en una guerra civil que duró casi 3 años. Seguramente, si ante los primeros síntomas del golpe, las autoridades republicanas hubiesen actuado con la contundencia necesaria, éste se habría disuelto totalmente y no habría tenido un tiempo precioso para establecer las cabezas de puente en África, zonas andaluzas y castellanas, con el apoyo inmediato de los regímenes fascista y nazi de Italia y Alemania. Pero, ya no vale la pena debatir sobre ello.
Estamos a 75 años del inicio de la guerra civil en una situación diferente en España y en el mundo, con problemas de otra índole cuantitativa y cualitativa pero con raices, igual que las de entonces, plenamente insertas en la lucha de clases. Aquí y en muchas partes hay democracia representativa, pero la verdadera libertad y democracia fundamentada en la justicia social, la igualdad, la paz y la fraternidad entre pueblos y personas, no existe todavía. Y hay, además, una gran ofensiva para liquidar las conquistas sociales históricas fruto de la lucha y el sacrificio de millones de personas.
Sirva lo anterior para enmarcar los 75 años del levantamiento comandado militarmente por Franco, después de haberse librado de militares fieles a la República, cual es el caso del general Balmes. Ahora se trata de intervenir en el debate abierto sobre los 75 años, sin pretender convertir este asunto en el núcleo de nuestra reflexión y acción política.
Dicen que se trata de olvidar y coexistir, independientemente del lugar del que uno procede, por ascendencia o por simpatía e ideología. De acuerdo, si ello significa que los antiguos "vencedores" se declaran no beligerantes. Lo que pasa es que muchos de los descendientes de los "vencedores", son los que hablan con más fuerza y hasta con virulencia del olvido. Para muchos de ellos/as el olvido significa que se les reconozca su condición de vencedores, al tiempo que al otro sector social, el de los "vencidos", se le llama revanchista y cultivador de odio, actitud alentada e impulsada por importantes dirigentes del PP, de los medios de comunicación conservadores y filo golpistas, y de sesudas autoridades académicas y de la iglesia.
Los "vencedores", que hablan de las barbaridades cometidas en la IIª República, nunca de las suyas, que tienen el origen en un levantamiento criminal, en cantidad y gravedad incomparablemente superiores a los hechos descontrolados, sobre todo al inicio de la guerra civil, en la zona republicana, tienen bien enterrados y santificados a los suyos, por Dios, por la Iglesia y el Tirano, además de por los obispos y papas, y los "vencidos", tienen todavía, a los 75 años, restos familiares esperando en las cunetas. Y yo, que no profeso ninguna liturgia ante la muerte, afirmo que esto es totalmente injusto e inaceptable y que se debe solucionar, desenterrando y enterrando los restos a petición familiar o pública, y declarando ilegales el levantamiento, los juicios y condenas del franquismo y al propio franquismo. Y luego borrón y cuenta nueva. En la guerra civil española, el pueblo trabajador en su mayoría, fuere partidario de la República o de Franco, perdió derechos y condiciones de vida.
Ilustro lo que afirmo en este escrito con un ejemplo de la idea de convivencia que tienen algunos. Se produce en la sala de espera de un hospital, como puede haberse producido en cualquier otro lugar. Un televisor da las noticias y habla de los 75 años, un hombre exclama cabreado "ya está bien de tanta guerra civil, nos volverán a enfrentar". La gente en la sala de espera calla. Sale Franco, el hombre callado; al momento sale Dolores Ibarruri y el hombre suelta iracundo "ya está bien, sacarnos a ésta, que ha matado a mucha gente". Una mujer no aguanta más y le dice: "usted no quiere ni convivencia, ni olvido", usted se considera vencedor y quiere que nos callemos los vencidos, pues sepa que esta mujer siempre defendió los derechos de los trabajadores y los pobres y Franco es un dictador que mató, torturó y encarceló a mucha gente. Ante los balbuceos inconsistentes del hombre, se da por acabada la discusión. Con una actitud como la de ese hombre, demasiado extendida todavía, no se cierra una etapa histórica desgraciada y se continúa prolongando el enfrentamiento. Afortunadamente, la inmensa mayoría de la juventud, en este asunto tiene ya otra actitud.


Lecturas en Red Voltaire: "Los diputados franceses votan por la guerra". Thierry Meyssan. "En Siria hay que defender el Estado actual". Louis Denghieu. "La guerra secreta de Obama". Manlio Dinucci.

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