miércoles, 23 de diciembre de 2009

El circo de Copenhague. Que tropa!!!

Parece como si la situación política estuviese putrefacta, corrompida o degradada en extremo. Como si el virus de la indigencia moral y política se hubiese apoderado del paisaje. No crean, yo no soy un cursi de la moralidad y de la política que cree y considera que éstas deben ser pulidas, bien contorneadas, educadas y corteses hasta el aburrimiento, y, sobre todo, políticamente correctas. Vamos, un juego entre caballeros, damas… y políticos, en el que debatimos, sin subir el tono, de las cosas más elementales y triviales hasta llegar a las más complejas y de fondo que cambian, a peor o a mejor, la vida de la gente. La historia, hasta hoy, es una expresión de la lucha de clases, de intereses, de dominio, de opresión, de explotación y de alienación. Unos, numerosísimos, vaya, la inmensa mayoría, están abajo, y otros, la minoría que impone las reglas, están arriba.

En unas zonas del mundo el desarrollo del sistema, capitalista por supuesto, permite explotar a los suyos y a los más pobres de otras partes dando a los de casa la posibilidad de consumir mercancías que, muchas veces, no se necesitan para nada y, además, degradan ciudades, campos montañas, mares y cielos con el veneno que se genera en su producción y transporte. Es el mercado, el nuevo dios al que rinden pleitesía financieros y políticos, intelectuales, artistas, comunicadores, todos ellos mercenarios del sistema. Al que osa cuestionar el sistema, se le ataca por sectario, dogmático, estalinista, ignorante, primitivo y cualquier otro insulto que se les ocurra.

Todo el mundo debe ganarse la vida pero no a costa de vender la dignidad y la libertad.

Hay otras zonas del mundo a las cuales ni tan siquiera llega el mercado más elemental. No pueden derrochar ni consumir lo más perentorio: agua potable, alimentos básicos, medicinas, educación, viviendas salubres…Ya no hablemos de otras cosas absolutamente alejadas de su mundo posible, como son artículos de lujo o innecesarios, desplazarse y conocer otras realidades,…Los únicos viajes y desplazamientos que están a su disposición son los que empiezan en una patera, en los bajos de un camión o sorteando fronteras sin papeles y acaban , muchas veces, en el fondo del mar, esclavizados por mafias criminales, en un centro de internamiento o en el ejercito proletario de reservistas para abaratar el mercado de trabajo.

Y, ¿a qué dedican la mayoría del tiempo los financieros, políticos del sistema, comunicadores y mercenarios diversos? ¿quizás a buscar soluciones y alternativas a los problemas de la economía y de la ecología, a la convivencia pacífica de pueblos y culturas, al cultivo de la inteligencia y de la sensibilidad, a eliminar presupuestos de guerra para destinarlos a fines pacíficos? De ninguna manera. La realidad que tenemos debe cambiarse drásticamente pero no van a hacerlo ellos. La sociedad, en gran parte alienada, continúa dando apoyo a los responsables de crisis, miserias, enfrentamientos étnicos y guerras. Es inevitable volver a empezar, a partir de lo que hay, oponiéndose a una política por la vía de defender nuestras propuestas en todos los aspectos fundamentales. Sabemos qué hacen y cómo lo hacen los responsables de los males, tomemos nota y construyamos sobre cada una de sus políticas nuestra propia alternativa y solución. Sin complejos, sin miedo a sus acusaciones y descalificaciones que sólo pretenden mantener las cosas tal como están. Un ejemplo: los mismos que hace un año y medio lloraban por las esquinas a causa de la crisis que habían provocado, ahora, con más chulería y prepotencia que antes, dicen que van a solucionar la crisis actual y, además, pretenden argumentar demagógicamente que el desarrollo económico y social exige crisis permanentes, de las cuales se sale más fuerte. Eso dicen esa pandilla de ladrones, aventureros y, en algunos casos, criminales. Antes de la crisis estaban podridos de dinero, durante la crisis también y pasada la crisis continuarán estándolo, si no lo impedimos y somos capaces de ir creando un amplio movimiento alternativo al capitalismo, que no gaste el tiempo en rimbombantes frases revolucionarias, sino en explicar desde la escuela hasta la jubilación que otro mundo es posible y necesario. Esto exige conocer bien la realidad, documentarse, aprender, dominar los conceptos y las cifras, tras los cuales está siempre el ser humano, sus anhelos, alegrías, sufrimientos y necesidades. Compartir los conocimientos enseñando, unir el conocimiento a la organización y ésta a la defensa colectiva de derechos e intereses justos y a los cambios sociales necesarios.

Los militantes y colectivos del partido deben vivir intensamente la realidad de su entorno y la general y ser los que proponen alternativas. El congreso ha ratificado en lo fundamental la política de los últimos años, ha aprobado una serie de medidas y ha pretendido ser el impulso imparable para que el partido sea un sólido, eficaz e inteligente instrumento para hacer avanzar ideas de cambio en la mentalidad de las mayorías, para no dejarse arrebatar derechos y conquistar de nuevos y para ir creando una nueva realidad en la que un proyecto socialista no sea algo utópico, sino una necesidad objetiva y alcanzable.


Paco Frutos

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